jueves, 18 de diciembre de 2008
Ibn' Arabi
Hubo un tiempo en que yo rechazaba a mi prójimo
si su religión no era la mía.
Ahora, mi corazón se ha convertido en el
receptáculo de todas las formas:
es pradera de las gacelas y claustro de monjes cristianos,
templo de ídolos y Kaaba de peregrinos,
Tablas de la Ley y pliegos del Corán.
Porque profeso la religión del Amor
y voy adonde quiera que vaya su cabalgadura,
pues el Amor es mi credo y mi fe.
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